domingo, 20 de octubre de 2013

Los valores en la educación.
La Utopía: Una Sociedad Altamente Educada.

 Las líneas que siguen pretenden ser consecuentes con una visión de  América Latina como una sociedad altamente educada. Una sociedad altamente  educada tiene que ser una sociedad equitativa. La educación dentro de esa  sociedad debe ser equitativa. En un país como el nuestro, debe dejar de ser  selectiva: actuar en el sentido de impedir que sean razones de naturaleza  socioeconómica las que determinen la suerte educativa  y con ello la vida futura de los individuos.



 Los hallazgos de las investigaciones que se han venido realizando con los  datos del reciente estudio de PISA muestran con claridad que los sistemas  educativos son capaces de mitigar los efectos del origen socioeconómico de los  alumnos. Muestran además que no se contraponen la calidad y la equidad; más  aún, de los seis países con mejores resultados en PISA, cuatro de ellos tienen  sistemas educativos relativamente equitativos. Por el contrario, los países con  resultados inferiores a la media reportan diferencias entre escuelas superiores a la  media. Calidad y equidad se refuerzan mutuamente y conducen a la verdadera  excelencia: altos resultados para todos.
 De las dos funciones que el célebre documento de CEPAL-UNESCO (1992) le  asigna a la educación (la de preparar para la competitividad económica y la de  formar para la moderna ciudadanía), esta perspectiva privilegia la segunda.
Sostiene que una población participativa, profundamente democrática, crítica,  organizada, respetuosa y defensora de los derechos humanos, preocupada por la  distribución de bienes y servicios y del beneficio del desarrollo, será una población capaz incluso de juzgar críticamente el rumbo del desarrollo económico,  de proponer vías de bienestar social, y de innovar desde lo productivo. La  competitividad, como los propios organismos lo reconocen, requiere una fuerte  ciudadanía y un país equitativo. No se trata de conformarnos con formar  ciudadanos capaces de adaptarse a las nuevas reglas del juego impuestas por la  globalización; debemos perseguir formar seres humanos capaces de desarrollar el  pensamiento alternativo y de hacerlo realidad.


 En esta época y en el futuro que desde ahora puede avizorarse, una  sociedad altamente educada lo es fundamentalmente en áreas que tocan de manera muy especial el terreno de lo afectivo. Así, debe ser una población:
  • Educada en el cuidado del medio ambiente. Ello requiere desarrollar una  profunda conciencia histórica que permita comprender la trascendencia  generacional de los actos humanos. Educar para respetar el medio ambiente necesariamente implica formar en valores. Respetar el medio  ambiente implica entender que lo que hace una generación se lo hereda a  la que sigue.

  • Educada para el consumo inteligente, moderado y crítico, tanto de los  bienes y servicios como de la información, cada vez más globalizada.

  • Capaz de utilizar creativa y productivamente su tiempo libre. Si la  automatización ha de a conducir, más que al desempleo a disponer de  más tiempo libre, entonces debemos educar para el servicio a la comunidad y para el servicio a los demás.

  • Con una fuerte identidad cultural y un equilibrado espíritu de  nacionalismo, pero educada en el respeto y la valoración de la diversidad cultural (Delors, 1996)4
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  • Educada en la democracia como forma de gobierno, pero sobre todo  como forma de vida, lo que supone un desarrollo profundo de la  responsabilidad social y política y del espíritu crítico. Debe llegarse a internalizar la responsabilidad cívica de participar en aquello que interesa a la persona, pero también en lo que afecta a otros.





  • Profundamente conocedora y respetuosa de los derechos humanos, que valore la vida y la paz, formada en la resolución no violenta de conflictos.  La paz y la vigencia de un estado de derecho respetuoso de los derechos  humanos requiere la formación en valores. Entender que la paz no es  sólo la ausencia de guerra, sino que se construye en la justicia; que los  seres humanos, por el hecho de serlo, tenemos derechos que han de ser  respetados y activamente defendidos, supone un proceso de desarrollo del juicio moral sistemático y profundo.

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